jueves, 31 de julio de 2014

Guerras

    Nacía cada día y disfrutaba de ello como si fuera el último.


    Sabía que podía no ver el amanecer, sabía que la locura de los hombres podía apagar sus esperanzas de ser adulto. Aunque ya lo era. Con tan solo 6 años tenía la madurez suficiente para saber que esas bombas no eran de juguete y que podían apagar su sonrisa de un día para otro. Lo había visto. Había perdido a muchos de sus amigos del cole y no había podido hacer nada por ellos. Porque era un niño. Un niño en un juego absurdo de hombres sin raciocinio.

miércoles, 30 de julio de 2014

La razón


 La cabeza le llevaba a un lado, el corazón a otro. Hizo caso a la cabeza y la perdió.