Tras esos oscuros ventanales había
una mujer sentada, pensando en su futuro. No sabe si abandonar a su
marido o seguir con él. Si darle otra oportunidad o irse de esa casa
sin mirar atrás.
Su marido ha cambiado mucho desde
hace un tiempo, que a ella le parece eterno. Ya no se acordaba ni del
hombre con el que se casó, sólo de la “persona” que ahora tenía
en casa, viviendo con ella.
Las risas se convirtieron en
silencios. Ya no hay complicidad. Y no sabe la razón de ese cambio
tan brusco porque a ella le parece que todo sigue igual, en el
entorno, el trabajo, la vida social. Todo.
No sé cómo explicarle a mi mujer
el tormento que llevo por dentro. Todo ha cambiado de un tiempo a
esta parte. El trabajo se me ha hecho insoportable, con la tensión
de si un día ya no seguiré en él. Los amigos ya no son como antes,
sólo piensan en lo que tienes y no lo que eres. Ahora me doy cuenta
que todo era puro interés. No hay ni uno que me haya preguntado cómo
estoy ni lo que siento.
Mi mujer ya no es la que era. No
puedo acercarme a ella ni expresarle mis sentimientos. Me elude. Ya
no es la mujer con la que me casé y con la que compartía mis
temores y mis alegrías. Me mira como si fuera un extraño. Estoy
pensando seriamente en no seguir con ella.
¿Por qué todo ha cambiado?
Estoy pensándolo bien y creo que
hablaré con ella seriamente. Quiero recuperar a la amiga con la que
he vivido todos estos años y por la que merece la pena seguir
adelante. Esta noche hablo con ella.
Tras esos oscuros ventanales hay dos
personas sentadas, hablando del futuro y se les ve felices .