domingo, 30 de marzo de 2014

Alzheimer

   Cada cierto tiempo hacía un esfuerzo por recordar, pero su memoria se estaba borrando. Se sentía como un disco duro al que estaban formateando.
   Ya no sabía el porqué de su existencia, ya no sabía el motivo de su letargo.
   Se daba cuenta de lo que le estaba sucediendo y eso le aterrorizaba porque perder la memoria para él era morir en vida.
   Decidió luchar contra esa enfermedad con todas sus fuerzas y lo primero que decidió hacer fue escribir sus memorias, con la ayuda de su familia, ya que había cosas de las que ya no se acordaba.
   También colaboró con sus médicos para encontrar un medio de enlentecer el proceso.
   Llegó el momento y la luz se apagó. Se miraba en el espejo y no reconocía a la persona que se reflejaba en él. Ni siquiera a sus hijos, a los que consideraba personas extrañas.
   Solo le ayudaba un cuaderno que tenía en su habitación. Más que un cuaderno era un libro mal encuadernado. Se sentía bien cuando lo leía, en paz consigo mismo, y no sabía el motivo. Solo que cuando lo leía sentía como si lo hubiera escrito él mismo.

   Relataba la historia de un hombre, desde su nacimiento hasta su muerte.

viernes, 28 de marzo de 2014

sábado, 22 de marzo de 2014

Hipocresía

   Estoy en contra de todo maltrato animal, pero también en contra de la hipocresía.
   Me indigna sobremanera cómo hay personas que se escandalizan por ver cómo maltratan a un perro o a un gato y, en cambio, les gusta asistir a la matanza del cerdo o asistir a una corrida de toros.
   En algunos países comen perros o animales que nosotros consideramos mascotas y los consideramos “irracionales”, pero está bien que nosotros nos comamos un corderito o un cochinillo.


   También estos animales que nosotros matamos y comemos sufren igual que los animales de “compañía”, pero, claro, no los matamos nosotros sino que lo hacen por nosotros otras personas y no vemos cómo lo hacen.

domingo, 16 de marzo de 2014

Mamá

   Encontré un refugio en este lugar tan oscuro y húmedo.
   La soledad no es tanta. Me acompaña una voz cálida, que me hace sentir seguro. Me habla y no entiendo lo que me dice, pero sé que es algo bueno. Me reconforta.
   Esa voz me alimenta y me siento cada vez más fuerte y con más energía, con ganas de salir de este lugar .
   No entiendo lo que me pasa. Ya no hay sitio para mí en este refugio. De pronto se ha hecho pequeño y estrecho. Lo único que veo es una luz que me guía hacia una salida.

    Ya veo a “la voz”. Es tan dulce como imaginé que sería.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Rechazo

    Todo lo que hizo fue en vano. La agasajó con mimos, con unos cuidados que hubieran sido la envidia de cualquiera, pero aún así fue rechazado.

   La vida no le quería a su lado. Una historia de amor imposible.

Desgana


   Hoy no tengo ganas de nada. Ni de quererte.

jueves, 6 de marzo de 2014

Encefalograma plano

   Encefalograma plano. Ninguna actividad cerebral. Eso es lo que diagnosticaron los doctores y comentaron a sus familiares.
   Él, en su sueño eterno, seguía escribiendo. La musa no le había abandonado.

  Qué más da lo que dijeran los expertos en medicina si él era feliz, en su mundo. La única pena es que ya no podía reflejar sus historias sobre un papel. Ahora solo podía contarlas a los que le venían a visitar de vez en cuando, a los de su misma condición.

sábado, 1 de marzo de 2014

Amor incondicional

   El hombre paseaba por la calle sin dirigirle la mirada en momento alguno, sabiendo que él estaba a su lado y no se despegaría.
   Estaba en lo cierto. La mirada de ese perro hacia su dueño, si lo podemos llamar así porque nadie es dueño de nada, era de total rendición, amor incondicional.
   Ya estaba acostumbrado al silencio de su “dueño”. Con solo dirigirle una mirada él sabía lo que le quería decir. Bueno, hasta ese momento.
   Un día, como todos, se fueron a pasear. Él, siempre cerca del hombre, sin apartarse en ningún momento. Esta vez su “dueño” empezó a hablarle, cosa extraña en él. Pero cosa curiosa: no entendía nada de lo que le decía. Es como si de su boca salieran solo ruidos, sin ninguna conexión.
   De pronto entendió todo, no por lo que el hombre estaba hablando sino por su mirada. Era de absoluto terror. En ese momento se dio cuenta de una cosa: el paraje por el que caminaban no le parecía familiar, ni siquiera la gente con la que se cruzaban. Era gente extraña, que los miraban con absoluta curiosidad y que les daban la bienvenida. Pero, ¿por qué?

   Poco a poco la mirada de terror de su dueño se fue atenuando y empezó a sentirse más tranquilo, más seguro. Todo parecía más familiar, incluso estaban cruzándose con personas que hacía tiempo que no veían, que creían ya muertas...