Encontré un refugio en este lugar
tan oscuro y húmedo.
La soledad no es tanta. Me acompaña
una voz cálida, que me hace sentir seguro. Me habla y no entiendo
lo que me dice, pero sé que es algo bueno. Me reconforta.
Esa voz me alimenta y me siento cada
vez más fuerte y con más energía, con ganas de salir de este lugar
.
No entiendo lo que me pasa. Ya no
hay sitio para mí en este refugio. De pronto se ha hecho pequeño y
estrecho. Lo único que veo es una luz que me guía hacia una salida.
Ya veo a “la voz”. Es tan dulce
como imaginé que sería.
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