jueves, 25 de septiembre de 2014

Vida de un perro





   Todo fue cuestión de un día. Nada fue programado. Surgió sin más.
   La vi en una esquina y fue un flechazo mutuo. Se acercó a mí y me miró con esos ojos tan profundos y claros, destilaban bondad.
   La vida me cambió desde el día que la conocí. Me arrojaron desde un coche en marcha y tuve la suerte de no ser atropellado. Pude guarecerme de la lluvia bajo un árbol. Fui deambulando hasta llegar a la ciudad. Allí es donde la encontré.
   Desde ese día estamos juntos y no pienso separarme de ella hasta que, como dicen los humanos, la muerte nos separe.

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